PRIMERO EL PERFORMANCE. El performance vino a resolver mi vida desde aquella época de espectadora, cuando solo era un sueño, una espina que tenía clavada y que en algún momento pensé que no me iba a poder sacar nunca, cuando mi producción artística se remitía únicamente a Dibujos, Pinturas y Xilografía.
Después de enfermar y sufrir serios estragos físicos y espirituales, lo único sano que tenía era el arte, sin embargo, prefería hacerme a la idea de un tipo de arte en el cual lo que luciera fuera la obra hecha por mi, y no yo. Me negaba estúpida y ciegamente a ser YO MISMA mi propia obra.
Aquel día en que me encontré perdida y en un hospital psiquiátrico fue el inicio de este proceso de cada uno de mis proyectos, incluyendo mi proyecto de vida. Me sentí marcada. A través del performance todo empezó a tener sentido, como una máquina que por arte de magia empieza a funcionar y cuyos engranajes embonan unos con otros a la perfección. El escenario me recibió con amor. Al principio en el contexto del teatro, después con el butoh, hasta llegar al Performance.
Hay una frase muy cierta de Claude Bernard: "Quien no sabe lo que busca no entiende lo que encuentra". Y yo busco, a toda costa, no ser la única mujer ni la única persona que un día REALMENTE DESPIERTA y se siente vehemente, porque PORFIN!!! se da cuenta, después de diez, veinte, treinta o cincuenta años, que la realidad no nada es “eso” que nos imponen los medios de comunicación, ni las mismas instituciones, ni “las buenas costumbres”. Ni aquellas cargas que nosotros mismos nos imponemos.
Con este tipo de “vehemencia”, tan traumática para quien sea, lo mas triste de todo es darse cuenta de que también uno ha sido parte de dicha mecánica y se ha regido mediante principios absurdos de manada, dichos no sé por quien. La recompensa viene después de que nos arrastra la tempestad, cuando uno decide arrancar de raíz todo eso y hacerse de sus propias armas, recursos, de su propia sobrevivencia, de sus propios placeres, fortalezas e incluso debilidades.
Ahora siento que hasta los días mas obscuros de mi vida han tenido sentido, porque ya no me puedo mostrar indiferente ante ese tipo de situaciones que en algún momento me causaron y me siguen causando tanto dolor, ahora no puedo fingir demencia, hacer de cuenta que no pasa nada, y encerrarme en mi burbuja de artista ensimismada. Murió el idealismo en mi manera de querer ser esa artista soñadora (también válido y a veces necesario) que pretende con sus cuentos de hadas y personajes fantásticos mostrar únicamente “lo bonito” de la realidad, y que temerosa se refugia en esos cuadros perfectos, consciente de que afuera todo es diferente.
Ahora prefiero degustar la realidad, sea dulce o amarga, y convertirla en mi siguiente propuesta. Ahora tengo más apetito de evitar el juicio, de perderlo lo más posible, de no sentir miedo. Simplemente recibir, y con todo esto que recibo cada segundo y mientras sea posible, por lo menos seguirme curando, como hasta ahora lo he hecho, para que, con un poco de suerte alguien mas lo haga.
FEMINIDAD Y FEMINISMO…
La aceptación de las mujeres como artistas fue una gran barrera hasta el siglo XVIII, cuando los principios de libertad e igualdad de la Revolución Francesa cambiaron el mundo y llegaron hasta las artes. Fue entonces cuando las mujeres empiezan a luchar por sus derechos dando lugar a una verdadera revolución artística que tendría sus primeros frutos en el siglo XIX, y aún así la presencia femenina en los salones o concursos oficiales era meramente puntual.
La primera exposición consagrada únicamente a mujeres no tuvo lugar hasta el año 1884y fue en Ámsterdam. No será hasta el siglo XX cuando la mujer ocupe el mismo lugar que el hombre en el arte.
Lo que importa ahora en realidad es la obra y no si está hecha por un hombre o una mujer, y es hasta el presente siglo XXI cuando las mujeres han encontrado por fin su lugar como artistas reconocidas.
Por otra parte, es justo en los setentas cuando el performance, ó arte acción, adquiere forma como género independiente en nuestro país, y en el que las mujeres artistas empiezan a denunciar el sexismo en el arte y en la sociedad, desarrollando propuestas artísticas, con un fuerte contenido de género.
Los sesentas y setentas fueron tiempos de grandes agitaciones sociales acompañadas de auténticas revoluciones culturales, y es en este sensible punto de la historia justo donde surge lo que hoy conocemos como el movimiento feminista. Al plantearnos lo femenino, lo feminista y la feminidad en este siglo, valdrá la pena hacer un recorrido por el arte y la literatura, revisando los modelos asignados a la mujer en la historia de la humanidad. En este recorrido observo que a las mujeres se les representa antes de describirlas o hablar de ellas, y mucho antes que ellas mismas hablen.
Un ejemplo claro son las Diosas que pueblan el Olimpo de ciudades sin ciudadanas, la virgen, reina en los altares, donde ofician los sacerdotes. Todo lo inunda una mujer imaginada, imaginaria e incluso fantasmal.
Intento construir un paradigma que me permita captar algo de una organización sexuada, con ritos, donde a la mujer se la separa y se la integra, es virtuosa o prostituta, adorna sin cuerpo, o permite el placer. La Literatura también asigna roles que sintetizan la moral de cada época:
"La mujer es una esclava que es preciso entronizar, alimentándola de flores y perfumes" –Balzac-
La mujer es definida por filósofos, juristas, médicos, moralistas, pedagogos: definida por su lugar y sus deberes. Escribe Rousseau en su libro V en relación a los deberes de la mujer:
"Dar placer, ser útil, hacerse amar y honrar por ellos, criarlos de jóvenes, cuidarlos de mayores, aconsejarlos, consolarlos, hacerles agradable y dulce la vida".
La globalización económica de hoy, precedida por el pensamiento universal de las décadas pasadas, no se ha consumado en el aspecto social. No es lo mismo ser mujer cuando se carga una lata llena de agua durante cinco kilómetros en algún lugar de África, que cuando se entabla un interminable juicio de divorcio para decidir quién se queda con el yate.
No es lo mismo acusar de acoso sexual al presidente de USA, que presentarse en una comisaría de los suburbios de Buenos Aires a denunciar una violación y menos aún, si se es inmigrante ilegal, iletrada o seropositiva.
A veces, la unicidad del discurso hace pensar en la unicidad del fenómeno. Es decir; aunque se tiende a generalizar en cuanto a problemáticas de diversa índole en la mujer, en realidad, me parece importante no partir de dicho discurso, sino del fenómeno que en este caso es el contexto social, personal, ideológico y vivencial de cada una. Toda una serie de errores y cegueras forman una historia de obstáculos que los prejuicios oprimen en la conciencia. Ello se debe a que se hunden las raíces en un episteme común que proviene de los hombres que dicen "nosotros" y hablan de "Ellas",
y Ellas… ¿Qué dicen ellas?, la historia de las mujeres proviene del acceso a la palabra y de nuestro esfuerzo por entrar en escena, una escena que aún hoy no nos permite ser del todo y transcurre en la añoranza del perfume de las flores y la exigencia del sistema, aún hoy continuamos transitando las fronteras fluctuantes entre lo permitido y lo prohibido.
En la personalización de lo femenino el concepto de género crece sobre todo en estos dos últimos siglos, debido principalmente al impulso feminista. Con la Revolución Francesa surge el amor romántico y la relación entre los sexos como un motor de la historia; de su equilibrio depende el de las sociedades; pero al asimilar a la mujer a la naturaleza signada por el varón, que oscila entre dos polos, maternal o erótico, y los hombres a la cultura, no se hace otra cosa que repetir el modelo predominante.
El final de siglo marca el momento preciso para realizar un cuestionamiento histórico sobre “la equidad en la diferencia", y la diferencia aspira a ser algo más que el eco de los resultados,; el planteamiento de los problemas y las interrogantes. Ha llegado la hora de decir ¿Qué quisiéramos ser? y ¿cómo deberíamos ubicarnos en la historia?. Una historia que se inscribe desde la Antigüedad hasta fin del siglo XX en la determinación de nuestra esencia como mujeres, que no puede terminar de resolverse desde un discurso especular, que a veces moviliza, y que a la vez ofrece resistencias, pero que continúa en movimiento y ofrece cambios. Así las mujeres operamos en realidad como muchas especies, muchas naturalezas en un único aspecto, las hay destinadas a la procreación, las hay destinadas al servicio, las hay destinadas al placer. No se espera, más aún, se prohíbe, que todos estos roles tengan una única protagonista.
Y es en realidad desde los hombres y las mujeres que estos roles se separan. Pensemos en el masivo acceso de las mujeres a la industria durante la Segunda Guerra Mundial. No fue fruto de una decisión sino de la necesidad: los hombres estaban en el frente. Sus lugares -lugares de hombres- quedaban vacíos. Así, se permitió a las mujeres ocupar este lugar, el supuesto paso adelante de la mujer que puede entenderse en realidad como remarcar las cadenas: estaban allí porque los hombres no podían.
Al comparar los diferentes períodos históricos observaremos que cada uno nos devuelve una mirada diferente, con sus líneas de fuerza y sus acentos específicos que nos determinan y nos ubican sin una relación de continuidad. En nuestra América Latina ha incidido la colonización en la relación sexo y raza, diferente a los EE.UU., donde el feminismo fue decididamente antiesclavista, y al de las mujeres del mundo oriental o el continente africano.
Cada continente podría reescribir su propia historia, ni el feminismo, ni la representación de la feminidad son valores universales, se impone una doble mirada sobre lo que construimos y sobre lo que aún nos queda por construir en nuestra propia historia. Aún quedan muchos huecos en nuestro paisaje, lo que explica, sin disculparlo, la desigualdad con que suelen ser tratadas las mujeres en los diferentes sectores del planeta; la dispersión de la investigación y de nuestras propias redes de comunicación podrían facilitar el surgimiento de otra historia en el marco real de las relaciones entre los hombres y las mujeres, entre las mujeres con las mujeres y los hombres con los hombres, con iguales y divergentes y hasta contradictorios modos de ser en el mundo.
EL ETERNO FEMENINO EN EL ARTE, A TRAVÉS DE MI EXPERIENCIA COMO ARTISTA DE PERFORMANCE…
Históricamente la feminidad fue asociada, en sus orígenes, a los cultos de fertilidad, a la tierra, la maternidad y el cuidado de la especie. Lo femenino y lo masculino fueron integrados a las jerarquías binarias de las culturas, que establecen una oposición valorativa entre un polo positivo y otro negativo: bueno/malo, sujeto/objeto, mente/cuerpo, racional/emocional, cultura/naturaleza, hombre/mujer. El signo mujer fue ubicado en el polo "negativo" de la ecuación y, a su vez, dividido en estereotipos de dos clases:
* Los que representan una feminidad acorde con el orden establecido: la madre abnegada, la esposa fiel y entregada, la Virgen, la mujer-niña, la mujer-frágil, la mujer "buena".
* Los que aluden a una feminidad que, en diversos planos, amenaza al orden: la bruja es aquí la figura clave. Dado que la sexualidad, terreno desconocido y no dominado por la conciencia, históricamente ha significado también muchos enigmas, dudas e inseguridades en el ser humano, la mujer "sexualizada" encarna una de las más grandes amenazas para el status quo evidentemente del hombre. De ahí que existan mitos como el de la femme fatal, la mujer fálica, la ninfómana insaciable, y demás.
Las mitologías más antiguas, subyacentes hasta hoy en las ideologías dominantes, crearon grandes personajes femeninos que encarnaban esta oposición entre el bien y el mal, lo divino y lo siniestro, la madre y la puta, el ángel y el demonio. La literatura, la cultura pop y el cine han recogido fielmente estas caracterizaciones en personajes célebres, algunos de los cuales se han convertido en categorías genéricas: el hada, la bruja, la femme fatale, la vamp.
Tanto desde las ciencias sociales (antropología, filosofía, psicología, psicoanálisis), como desde el arte y la cultura, la mujer fue definida como "lo Otro". El hombre ha sido el sujeto de la experiencia humana, la norma; la mujer el enigma, el continente oscuro. Lo masculino ha sido definido como lo opuesto a lo femenino, es decir lo que no es débil, lo que no es emocional ("los hombres no lloran"), lo que es confiable, sólido ("palabra de hombre"), diáfano, claro, comprensible ("¿quién entiende a las mujeres?"), lo que es valiente, arrojado, firme ("tener cojones").
Existe, por tanto, una relación de espejo entre las identidades masculina y femenina, cambiar la definición de uno de los términos, implica un cambio en el otro. Gracias al avance de los estudios de género con autores como Michel Foucault, Pierre Bourdieu, Judith Butler, Teresa de Lauretis, a más de muchos otros, la feminidad, y con ella la masculinidad, han sido "deconstruidas", desnaturalizadas.
Puesto que la subjetividad es entendida como una construcción social a la vez que psicológica, la feminidad ya no es considerada una esencia inherente a toda mujer.
Es vista más como un juego de actitudes, habilidades, emociones y valores adquiridos. Foucault, en Historia de la Sexualidad, habla de "tecnologías del sexo", al referirse a la sexualidad como algo no esencialista, conformado por el poder, la cultura y los saberes. La sexualidad no es para Foucault una conducta instintiva de los cuerpos, sino el resultado de una “tecnología del sexo”, de “tecnologías polimorfas del poder”, que "doman", sujetan al cuerpo y construyen la sexualidad de acuerdo con el poder establecido. Estas tecnologías del sexo abarcan desde los sermones religiosos hasta el discurso legal, científico y médico que, a partir del siglo XIX, sustituye a la religión a la hora de definir, controlar y administrar la sexualidad.
Teresa de Lauretis, siguiendo este concepto, propone el de "tecnologías de género". Para de Lauretis, el género, al igual que la sexualidad, es una construcción: es el conjunto de los efectos en los cuerpos, los comportamientos y las relaciones sociales, producidos por una compleja tecnología política que hace que su representación sea también su construcción.
Diversas tecnologías sociales moldean y crean estos efectos: tanto los mecanismos clásicos -los discursos prescriptivos y normativos, la ciencia, la filosofía-, como otros dispositivos actuales, particularmente el cine y los medios de comunicación, además de, naturalmente, las prácticas de la vida cotidiana. Estas tecnologías controlan el significado social y producen, promueven y afianzan las representaciones de género.
Así se construyen los sujetos: asignándoles significados, funciones y actitudes a sus cuerpos e imaginarios, organizando sus roles en los ámbitos de la producción/ reproducción, encauzando sus comportamientos, habilidades y deseos. Judith Butler aporta la noción de performatividad: Las acciones, rituales, discursos, imaginarios e intercambios que los sujetos asumen, aprenden y repiten para convertirse en hombres y mujeres. La palabra, los discursos, son la forma más exitosa de instauración de la performatividad, y por ende, del género.
El Performance es mi palabra, el discurso que me brinda esta posibilidad de asumir mi condición de mujer, feminismo y feminidad, así como también de consolidarme dentro de un género específico.
Haciendo uso del término de Butler, la performatividad es mi manera de atacar y contrarrestar las ambivalencias propias de mi género, entre estas: el bombardeo y la sobre saturación por parte de los medios en cuanto a los estereotipos, así como, el machismo, la violencia, inseguridad en todos los aspectos y todo aquello que condicione la salud física ó emocional en la mujer.
Abordo cada pieza desde una problemática real, y también desde una experiencia real que es la personal. Por eso considero que el resultado es mas contundente, o al menos mas honesto, que las revistas de moda o la televisión, precisamente porque no estoy especulando, sé como mujer lo que se siente el rechazo, la indiferencia y la enfermedad como consecuencia de la presión social.
No existen campañas que se pongan a pensar en lo que realmente percibe una mujer conciente o inconscientemente cuando se ven los estereotipos que se usan para que compremos sus productos. No estoy lucrando con nuestra imagen o sentimientos, estoy dando una opción mas de ver la realidad sin tantas limitaciones y exclusiones de modo tal, que la gente se identifique con esta nueva visión y en el mejor de los casos repercuta para bien en su manera de vivir la vida y la feminidad como queremos, y no como nos dicen que debe ser.
Dicen por ahí que las mujeres hablamos demasiado, lo que casi nadie sabe es que callamos el triple!!!. Quienes, por las razones que sea, hemos caído en las cuestes del Performance, somos muy privilegiadas al poder purificarnos, curarnos y compartir el remedio, consciente o inconscientemente. Lo ETERNO y FEMENINO prevalece desde el origen hasta el concepto de mi muy particular manera de vivir la realidad; de ser persona, de ser animal, mineral, vegetal y de ser esa mujer artista y absolutamente libre incluso de mi misma, que siempre he soñado con llegar a ser.
FUENTES DE CONSULTA:
1)FOUCAULT, Michel. Historia de la sexualidad. Barcelona Paidós. 1999.
2)LAMAS, Martha. “Cuerpo: diferencia sexual y género”, en Debate feminista, Cuerpo y política, año 5, Vol. 10, sept. 1994, México, IMPRETEI.
3) MAYER, Mónica. Rosa chillante. Mujeres y performance en México. CONACULTA/FONCA. avjediciones.
4) Por la Lic. Carmen Secades INSTITUCIÓN: Asociación Argentina de Sexología y Educación Sexual - A.A.S.E.S.
5)VV. AA. Arte del siglo XX. 1998, Taschen. ISBN 3-8228-6805-I
6)ZAMBRANO, María. El hombre y lo divino. Breviarios. Fondo de Cultura Económica.1986
7)http://www.lablaa.org/blaavirtual/todaslasartes/anam/anam23a.htm
8)http://www.sexovida.com/psicologia/paradigma.htm
9)http://www.accessmylibrary.com/coms2/summary_0286-32152626_ITM
10)http://unavistapropia.blogspot.com/2007/06/estticas-camp-performances-pop-y.html 11)http://www.lablaa.org/blaavirtual/todaslasartes/anam/anam23a.htm
jueves, 15 de octubre de 2009
EL ETERNO FEMENINO EN EL ARTE, ATRAVÉS DE MI EXPERIENCIA COMO ARTISTA DE PERFORMANCE…
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